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Alberti y la Arquitectura como Espejo del Cosmos:
La Planta Centrada como Figura Ideal

LENGUAJE - ARQUITECTO

 

“La iglesia, que nos muestra aquí como una joya, ha sido concebida por así decirlo en el espíritu de Alberti. Su majestuosa simplicidad, el sereno impacto geométrico y la pureza de su blancura obedecen al propósito del despertar en la congregación de los fieles el sentimiento de la presencia de Dios, de un dios que ha ordenado al universo de acuerdo a sus leyes matemáticas, con un mundo uniforme y bellamente proporcionado...”

- Rudolf Wittkower, “La arquitectura en la edad del humanismo”, Cap III pag 29.

El llamado lenguaje arquitectónico del Renacimiento comenzó a desarrollarse no sólo como un sistema constructivo, sino como algo que trascendía lo tangible. A partir de los principios de simetría, geometría y orden, inspirados en el tratado de Vitruvio, la arquitectura renacentista empezó a responder a un ideal de belleza, basado en la armonía del todo. 

En este contexto, el arquitecto dejó de ser únicamente un constructor para convertirse en un intelectual y filósofo, capaz de diseñar espacios que transmitían sensaciones celestiales. Fue entonces cuando surgió la figura de Leon Battista Alberti, una de las personajes clave de este período. El defendía el uso de la geometría del cuadrado y el círculo como formas superiores, asociadas a lo perfecto y lo divino.

De esta idea surgió la planta central, uno de los lenguajes arquitectónicos más representativos del Renacimiento. Esta organización espacial, en la que todos los elementos se disponen a partir de un eje central, simboliza el orden universal y la perfección divina, convirtiéndose en un ejemplo para los arquitectos renacentistas y en una base sólida del pensamiento arquitectónico.

Consideramos a Leon Battista Alberti como el "padre" de una nueva visión arquitectónica en el Renacimiento. Para reflejar esta influencia, representamos plantas arquitectónicas de figuras clave que siguieron el legado de Alberti.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mediante el uso de colores, fuimos marcando cada una de estas plantas para diferenciar a los distintos arquitectos.

Una de ellas, marcada en verde, corresponde al diseño de la Basílica de San Pedro en Roma, obra de Donato Bramante, Miguel Ángel y Carlo Maderno. Esta basílica representa la evolución del pensamiento arquitectónico renacentista, influenciado por los principios de Alberti, como la proporción, la simetría y el uso de formas clásicas. En color amarillo marcamos la versión de la Basílica de San Pedro en Roma de Miguel Ángel Buonarroti, quien tomo el proyecto de Bramante, dándole una estructura más ordenada y monumental, centrada en la cúpula. Esta intervención refleja el ideal de Alberti de la arquitectura mostrando orden racional, pero con un lenguaje más escultórico y poderoso.

En azul mostramos la planta de la Iglesia de San Lorenzo en El Escorial, diseñada por Juan de Herrera. Esta obra representa los principios renacentistas, destacándose por su geometría, el orden y su monumentalidad. Herrera, como heredero del pensamiento humanista, retoma muchas de las ideas de Alberti en cuanto al equilibrio, el orden y la relación matemática entre las partes.

Y por último, en color rojo, la planta de La Iglesia del Gesù en Roma, diseñada por Giacomo da Vignola. Esta obra marca la transición hacia el Barroco, pero conserva raíces renacentistas, por ejemplo en su planta centralizada, fachada clásica y en la espacialidad. Vignola utiliza y adapta los principios de Alberti, combinando el orden estructural y los espacios funcionales, que influiría en la arquitectura religiosa posterior.

En el centro de nuestra planta generada, colocamos una imagen de la Basílica de Santa María Novella, diseñada por Leon Battista Alberti en Florencia. Seleccionamos esta obra por ser una de las más emblemáticas y reconocidas de Alberti como un reflejo del orden cósmico, donde la centralidad y la simetría son expresiones de la perfección y la armonía universal. Ubicamos la imagen en forma de círculo, en el centro para enfatizar la idea de una planta central, desde la cual se empiezan a unir las plantas diseñadas por sus seguidores, simbolizando la influencia y difusión de sus principios arquitectónicos.  Como señala Christian Norberg-Schulz: “Según Alberti, la forma más perfecta, y por ende más divina, es el círculo. La centralización está implícita, por consiguiente, en el concepto de orden geométrico.” (Schulz “Arquitectura occidental” Cap VII, Pág. 250). Esta idea no solo refuerza el valor simbólico del centro y de lo radial en muchas plantas arquitectónicas del período, sino que también conecta directamente con nuestro uso del círculo en el collage.

 

BIBLIOGRAFÍA 

 

Benévolo Leonard, “Introducción a la arquitectura”

Hauser Arlnold, “Historia social de la literatura y el arte”

Schulz Norberg, “Arquitectura occidental”

Summerson John,  “El lenguaje clásico”

Tafuri Manfredo ,  “La Arquitectura del humanismo”

Wittkower Rudolf, “La Arquitectura en la edad del humanismo”

https://www.monumentosderoma.es/il-gesu/?utm_source=

https://www.st-peters-basilica-tickets.com/es/st-peters-basilica-architecture/?utm_source 

https://artecrehaes.wordpress.com/2020/11/16/fachada-de-la-iglesia-de-santa-maria-novella/?utm_source 

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