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ACULTURACIÓN COLONIAL: imposición, resistencia y resignificación

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"Recibimiento de Moctezuma", una de las 24 tablas de enconchado que forman parte de la serie sobre la Conquista de México. 

 La obra fue realizada en 1698 por los pintores Juan y Miguel González.

La aculturación, en el marco de la colonización española en México, no puede entenderse simplemente como un intercambio cultural, sino más bien como un proceso de imposición, adaptación forzada y resignificación. Fue la consecuencia directa del encuentro desigual entre una civilización europea expansionista y sociedades indígenas con más de tres mil años de historia, cosmovisión y prácticas culturales propias. Como lo señala Sergio Salinas Reyes, el arribo español significó “la aniquilación de todo lo preexistente […] y la sobreposición de todas las concepciones culturales, sociales y administrativas occidentales en un nuevo contexto” (México, p. 10).

En este sentido, la aculturación no fue únicamente espiritual o simbólica, sino también espacial y material. Se manifestó de forma tangible en la arquitectura y el trazado urbano, donde los españoles edificaron capillas y templos cristianos directamente sobre basamentos prehispánicos, generando una primera forma de “transculturación de la religiosidad occidental” (Salinas Reyes, México, p. 18). De este modo, el culto cristiano fue impuesto no solo como religión, sino como orden espacial y visual, utilizando incluso los mismos materiales y técnicas indígenas.

Desde lo urbano, el fenómeno se profundizó con una política de segregación espacial, tal como explica Ma. Soledad Cruz Rodríguez en La emergencia de una ciudad novohispana: “la traza imponía la separación material imposibilitando la convivencia entre indios y españoles” (Cruz Rodríguez, p. 94). La ciudad hispánica creció sobre la ciudad indígena, reconfigurando el paisaje con una lógica foránea. Según Gage, "los españoles destruían tres o cuatro casas de indígenas para construir una gran vivienda “a la usanza española” (p. 98), transformando el entorno en función de una nueva visión del mundo, aun cuando ello causara desequilibrios naturales, como las inundaciones provocadas por la deforestación del valle" (p. 103).

 

La aculturación no fue un fenómeno pasivo. Los linajes gobernantes indígenas, frente a la persecución religiosa entre 1525 y 1540, optaron por ocultar sus prácticas o adaptarse al nuevo orden impuesto. Serge Gruzinski lo describe en La colonización de lo imaginario: “les fue necesario abandonar los santuarios de las ciudades, elegir lugares apartados […] y restringir en extremo la práctica del sacrificio humano” (p. 25). Esto revela una resistencia activa que, sin embargo, no impidió que “las noblezas se resignaran a aceptar el cristianismo y la dominación colonial” (p. 29).

Significó una verdadera colonización, donde la pintura, la escritura y los signos fueron también espacios de disputa. Como consecuencia, se produjo un profundo proceso de pérdida cultural: el gran proceso de transculturación tiene sus sombras, desde la visión de los vencidos, por la pérdida de la idiosincrasia cultural” (Sanz Camanes, Las ciudades en la América Hispana, p. 196). Sin embargo, esta misma aculturación generó fenómenos complejos, como el mestizaje racial y cultural. En el siglo XVII, las nuevas élites indígenas ya imitaban “las estrategias y relaciones del sector dominante” (p. 208), apropiándose de las formas externas del poder colonial como vía de subsistencia o ascenso social.

Fue una estrategia central del proceso colonizador, que operó de manera integral sobre la religión, el espacio, la cultura y la organización social. Su expresión en la arquitectura evidencia que la conquista no se limitó al plano militar, sino que también implicó la transformación física del territorio y la reconfiguración del paisaje urbano según los valores del poder colonial. Lejos de ser un proceso pacífico, la aculturación implicó tensiones, resistencias y adaptaciones que terminaron por moldear los rasgos fundamentales de la nueva sociedad novohispana.

La  Matanza del Templo Mayor, fue un episodio de la Conquista de México en que los españoles dieron muerte a cuatrocientos nobles mexicas en el momento en que estos se encontraban haciendo una ceremonia religiosa.

Se refiere a la sección que considera los primeros hechos y efectos de la llegada de los españoles, incluyendo el significado del desembarco de los invasores por mar y los detalles de los recién llegados, un evento completamente nuevo para los nativos. 

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Hernán Cortés implantando una cruz .Lienzo de Tlaxcala, Alfredo Chavero lámina 005. Siglo XVI

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